Minipodcast Capítulo 3 – Acompañar lactancias sin ser (o haber sido) madre lactante

En el minipodcast, capítulo 3, reflexiono sobre ejercer acompañando lactancias, maternidad, crianza… sin haber sido madre. Y mi postura es clara “ser madre no te hace mejor o peor acompañante”.

De hecho, tanto si eres como no eres madre corres los mismos riesgos:

  • Decir lo que es mejor para el bebé (según tu formación o experiencia profesional y personal)
  • Decir lo que es mejor para la mamá (ídem)
  • Preguntar con tonos de juicio qué hace en casa o cómo gestiona las distintas conductas en casa (porque tu sabes cómo es mejor hacerlo)
  • Juzgar la capacidad, las aptitudes y actitudes de maternidad de la mujer que tienes delante
  • Hablar desde ti misma e incluso mencionar lo que más te funciona (con tus hijos y con los hijos de otros que atiendes)
  • Recomendar lo que debería hacer o lo que harías tú estando en su lugar (sin tener en cuenta que esta no es tu historia y que tampoco la conoces)

Cuando no eres madre, por lo menos, por tu boca no saldrá nada respecto a tu maternidad y tus hijos.

Ser logopeda neonatal va mucho más allá de tu experiencia personal (y profesional). Acompañar maternidad, lactancia, crianza… significa dar sostén y escucha a una mamá en postparto, vulnerable y que ya, fuera de la consulta, tiene suficiente con toda la sociedad que le dice qué y cómo hacer.

Ser logopeda neonatal significa vaciarte de tus experiencias de vida para que la única experiencia sobre la mesa de tu sala sea la de la mujer que ha acudido a ti. Significa que la escucha es unidireccional, solamente de la mujer que te ha buscado hacia ti. Y no alrevés.

Por desgracia, en las formaciones universitarias, de postgrado o en las formaciones específicas, no se suele tener en cuenta este punto. Parece que lo importante es que te llenes de habilidades para evaluar e intervenir en disfagia neonatal, evaluar e intervenir en lactancia materna, evaluar e intervenir en motricidad orofacial neonatal… ¡Y esto es fascinante! El problema está en que actuamos desde una jerarquía y que no estamos entendiendo muchas cosas más profundas, como que el desarrollo del bebé depende de la estabilidad psíquica de la mamá. La alimentación y su desarrollo tiene gran parte de su importancia en cómo se vincula la mamá con el bebé y cómo desarrollan su vínculo en cada toma y más adelante en cada experiencia con nuevos alimentos. La relación que se establece entre mamá y bebé, la relación que se establece con las vivencias que tienen, es lo que prevalece.

Esto que si hacemos un poco de “vida filosófica” hablamos de resiliencia, de cómo nos enfrentamos a los problemas, de cómo gestionamos las situaciones difíciles… Todo esto provoca un cambio radical en nuestra vida, nuestra forma de percibirla y nuestra manera de convivir con aquello que nos ha tocado. Lo mismo sucede en la maternidad y con el bebé que ha llegado a nuestras manos. Depende de cómo colaboremos con todo este camino de resiliencia, aceptación, gestión de expectativas, gestión de emociones, regulación… será más o menos exitosa nuestra labor. 

Te doy un ejemplo claro y algo extremo: un bebé que nace con un síndrome raro y no puede alimentarse por boca. Podemos llenar a esta mamá con valoraciones, intervenciones oromotoras, intervenciones para trabajar la sensibilidad orofacial, modelar movimientos orales, buscar ingesta oral… Que sin duda lo haremos porque sería ideal ir en camino hacia la alimentación oral. Pero la diferencia está en si nos quedamos ahí o hacemos un trabajo más profundo.

¡Y para todo esto NO necesitas ser madre! Porque no necesitas “entender lo que vive esa mujer” para “darle lugar, aceptarlo, ponerlo en valor”.

Nadie puede entender a esa mujer. Ni siquiera si tú también tienes un peque sin alimentación oral como madre. Porque tu historia personal, tu camino por la vida, tu familia, tu pareja, tu vida económica, laboral, educación… siempre será distinta de la de otra persona. Somos únicos.

Esto de ser únicos es de donde quizás parta todo. Permite a la mujer que acude a tu consulta, que desea tu acompañamiento, ser la protagonista. Y no al revés. 

En conclusión: no necesitas ser madre para ejercer como logopeda neonatal. No necesitas ser madre para acompañar lactancia materna. Necesitas desarrollar tus habilidades de comunicación y aprender a vaciarte de tu experiencia para dar el protagonismo a la mujer que tienes delante.

Si te apetece, puedes escuchar el minipodcast, capítulo 3, en Spotify con el título “Acompañar lactancias sin ser (o haber sido) madre”. 

En este capítulo me inspiro a partir de los mensajes en email o redes de las logopedas que desean acompañar lactancia pero temen que “no ser madres” las haga menos válidas o expertas. ¡Para nada! La experiencia propia en la maternidad es irrelevante si tienes claro que tu papel es la escucha, es dar lugar, es eliminarte… para permitir únicamente a la otra persona, y en este caso, diada.

¿Estás de acuerdo? ¡Cuéntame tu reflexión propia a través del formulario de contacto en el siguiente enlace! https://milimatarazzo.com/contacto/ 

Si te gustaría empezar a formarte en área de logopedia neonatal o acompañamiento en lactancia desde la logopedia, te invito al Programa Enfoque a Neonatal para conocer La Academia. Es un programa gratuito, pero de valor real donde, como digo, de forma real nos actualizamos y formamos en temas concretos. ¡Te espero para que seas parte de la familia! Solo tienes que hacer clic aquí: https://academia.milimatarazzo.com/cursos/enfoque-a-neonatal/

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