Durante mi recorrido profesional he tenido el placer de tratar con muchas mamás con dificultades en lactancia con sus bebés. Poder hacer una valoración o evaluación inicial para saber en qué punto nos encontramos es fundamental para ayudar a la mamá y al bebé, es una herramienta que nos ayuda a detectar en qué punto está la dificultad y asesorar, acompañar desde ahí.
Como siempre digo, estamos tratando con personas. No debemos olvidar que estas personas están pasando por un momento difícil. El tener problemas a la hora de alimentar a tú bebé, puede ser muy frustrante para la madre, pudiendo incluso tornarse en una situación realmente estresante para ella, algo completamente desafortunado. Por eso, más que una retahíla de preguntas que puedes hacerle, te cuento cómo considero yo que es mejor enfocar estas preguntas para obtener la respuesta idónea que nos ayude a detectar el problema y generar una aportación que ayude a corto plazo.
Siempre creo que un punto de éxito tras una primera valoración es proponer algo a la mamá que genere un cambio inmediato, porque es lo que necesita al salir por nuestra puerta. Quizás no ha solucionado toda la cantidad de necesidades que traía consigo (la maternidad, crianza y lactancia no es solo un punto sencillo) pero si ha conseguido dar un paso, ver luz, considerar que hay camino ¡Ya tenemos gran trabajo hecho! Ya tenemos una mamá que vuelve a estar ilusionada y con ganas de continuar. Además de que confía en nosotros.
Lo más importante es evitar realizar preguntas cerradas cuya respuesta sea un sí o un no. También es importante trabajar adecuadamente el enfoque de la pregunta, puede dar la impresión de que esperamos ciertas respuestas o ciertos comportamientos. Es decir, que hay respuestas correctas o incorrectas. Además, si la respuesta es sí o no, podemos perder mucha información que podríamos captar con otras propuestas.
Os pongo un ejemplo para que lo veáis de manera práctica: “¿Aplicas las señales de hambre temprana, como alimentar cuando observas que se lleva las manos a la boca y mueve su carita de lado a lado?”. Esta pregunta nos daría un “sí” o un “no” como respuesta, lo que haría que perdiéramos información porque hemos limitado sin querer la respuesta de la mamá haciendo una pregunta demasiado cerrada y limitante. Además, es bastante obvio que la mamá sabe o intuye que la respuesta correcta ha de ser “sí”. Por otro lado, puedes disparar una reacción emocional desagradable en la mamá, quien puede sentirse culpable por no conocer esos términos o por no saber cuáles son las señales en las que se tiene que fijar.
Ten en cuenta que todavía hay muchas mamás en un entorno que les dice “espera a que llore”, “se va a malacostumbrar si lo coges rápido”, “al final tiene vicio a pedir teta” y un largo etcétera que hace que la mamá aplique otros modelos para ofrecer el pecho a su criatura. Puede también sentirse juzgada por el profesional que en realidad solo intenta ayudarle. Como ya hemos comentado, esta mamá está pasando por una situación que puede ser algo estresante para ella y lo último que queremos es añadir un mayor peso emocional. ¡Simple pregunta que puede generar tantísimas sensaciones, pensamientos, emociones!
¿Existen alternativas? En lugar de esta primera pregunta podemos preguntar: «¿Cómo intuyes o decides que tu bebé tiene hambre?» No damos ninguna pista sobre posibles comportamientos, no usamos terminología complicada o profesional que la mamá puede no conocer. Dejamos que ella explique su perspectiva sin proponer nada por nuestra parte, sin anteponer supuestos ni prejuicios, sin dar lugar a pensamientos. Quizás incluso nos cuente la situación de su entorno y cómo se siente ella respecto a ello, es decir, qué le gustaría hacer a ella, pero no se lo permite por la presión externa. En conclusión, solo puede responder explicando su experiencia.
En este texto te hablo sobre valoración, primera entrevista quizás, pero no solo es importante aplicarlo en evaluación, también nos ayuda aplicar esta técnica durante la intervención, durante cada sesión de acompañamiento o asesoramiento en lactancia.
Como ves este modelo nos aporta y nos da mucha más información que un sí o un no ya que es la mamá quien tiene que desarrollar la narración. Es ella quién indica conductas del bebé que ve en su rutina diaria (y esto nos puede dar otras pistas incluso de qué sucede), nos indica qué siente ella en su pecho e incluso a qué asocia sus dificultades. Nos puede contar qué cree ella que es correcto, pero qué le dice su entorno o qué lee en sus redes sociales o grupo de WhatsAap de mamás (¡cada vez hay más y desde distintas perspectivas!). En resumen, obliga a la persona a tener más atención y en general suele ser más específica en sus sensaciones.
Para recapitular, dejo en tres puntos concisos qué cosas debemos tener en cuenta a la hora de evaluar, valorar o acompañar a una mamá de un bebé con problemas de lactancia y algunos consejos que a mí me han sido muy útiles:
- Preparar con antelación las preguntas pensándolas muy bien con el objetivo de obtener respuestas largas y evitando a toda costa el sí o no, así como que la respuesta debería ser “la correcta” o “la que espera el profesional”.
- Tener en cuenta la situación sentimental de la mamá para enfocar nuestras preguntas a un sentido neutro que no dispare reacciones emocionales.
- Examinar bien las repuestas para captar el máximo de información posible.
Este principio de preguntas abiertas, contra las preguntas cerradas de sí o no, se aplica también para muchos aspectos de la vida diaria. Quizás podrías empezar a pensar en utilizarlas con tu familia, amigos, personas cercanas…
¿Qué te ha parecido, conocías esta técnica de evaluación? Cuéntame
Este modelo de entrevista podría ayudarte a hacer diagnósticos diferenciales cuando se contemplan bebés con alergia a la proteína de la leche de vaca. Hice un post sobre su valoración y tratamiento a través del reporte DRACMA, puedes leerlo aquí.